Jama Coaque es una cultura arqueológica que se asentó en el norte de la actual provincia de Manabí, Ecuador, entre los ríos Coaque y Jama, de donde recibe su nombre.
Esta antigua cultura, que prosperó entre los años 355 a.C. y 1532 d.C., se caracterizó por un profuso y detallado arte cerámico. Las figurillas se describen como un gran «tesoro de arte» y estaban hechas de piedra y metal, pero sobre todo de cerámica.
La característica más relevante del arte de Jama Coaque es la abundancia de muchas representaciones de hombres con trajes extraños que, según los Teóricos de los Antiguos Astronautas, es innegablemente similar a un astronauta moderno con cascos y trajes espaciales, mientras que otros están equipados con alas.
Estos artefactos se exhiben en algunos museos ubicados cerca de Cuenca, Ecuador, la pequeña ciudad donde el padre Carlo Crespi se mudó en 1927.
Dedicó gran parte de su vida a obras de caridad, conviviendo con nativos locales, como la tribu Jíbaro, quienes donaron al Padre Crespi cientos de artefactos arqueológicos encontrados en la llamada «Cueva de los Tayos», una cueva muy profunda, ubicada en una remota región de la Amazonía conocida como Morona Santiago.
Esta misteriosa cueva se hizo famosa en 1976, cuando Stanley Hall organizó una importante expedición en la que participó Neil Armstrong, el primer astronauta que pisó la luna en 1969.
Con respecto a esta expedición, el astronauta informó que los tres días que pasó dentro de la cueva fueron mucho más significativos que su legendario viaje a la Luna.

Al principio, el padre Crespi mantuvo en secreto estos hallazgos, especialmente por temor a que alguien se los apropiara, llevándoselos también a las tribus indias.
En 1960, gracias a una autorización del Vaticano, logró crear un museo en la misión salesiana de Cuenca, donde se exhibían las misteriosas obras encontradas por los nativos locales.
Cuando el Padre Crespi murió en 1982, el «Museo Crespi» fue cerrado y los artefactos fueron saqueados por personas desconocidas.
Hoy en día, el centro de Cuenca es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se han sacado a la luz varios artefactos verdaderamente intrigantes, como algunas figurillas, ahora conservadas en el «Museo de los Aborígenes» en Cuenca.
A lo largo de los últimos dos siglos, los investigadores han descubierto artefactos e increíbles construcciones que indican que hubo civilizaciones avanzadas en el pasado lejano, con tal sofisticación, que han dejado pruebas enigmáticas del uso de dispositivos tecnológicos, pero la ciencia convencional parece haber eliminado, ignorado u olvidado estos hechos notables.
Hoy en día, muchos investigadores cuestionan la ciencia tradicional, denuncian la manipulación del conocimiento y nos desafían a repensar la comprensión de los orígenes, la identidad y el destino de la humanidad.