En 1990, el geólogo y arqueólogo italiano Angelo Pitoni encontró un extraño tipo de piedra azul en Sierra Leona, África occidental, cuando exploraba un extracto geológico que data del año 12.000 a.C.
La misteriosa piedra que se asemeja a la turquesa pura, similar a las que se encuentran en las corazas de los sacerdotes egipcios, pronto pasó a ser conocida como la Piedra Blue Sky (o «Piedra del Cielo»), ya que el extraño objeto resultó ser muy diferente a todo lo conocido por el hombre.
Tras regresar a Europa, Pitoni llevó la piedra al Instituto de Ciencias Naturales de Ginebra y luego envió muestras que fueron analizadas en laboratorios de investigación de las universidades de Roma, Utrecht, Tokio y Freiberg, en Alemania.
Las pruebas revelaron que no se trataba de turquesa ni de ninguna otra piedra preciosa que pudiera identificarse oficialmente, ni coincidía con ningún mineral conocido.
En la Universidad de Utrecht la piedra fue sometida a varias pruebas. Los ácidos fuertes no afectaron la piedra. Cuando se calentó a más de 3.000 grados centígrados, su composición no cambió y cuando un pequeño trozo de piedra fue pulverizado y observado a través de un microscopio, curiosamente perdió su color.
Según los análisis realizados, el 77% de la piedra está formada por oxígeno puro y el resto por carbono, calcio, sodio y otro elemento desconocido.
La datación por carbono sugirió que las piedras tienen entre 12.500 y 17.000 años.
A pesar de innumerables pruebas en universidades y laboratorios, los investigadores nunca han podido comprender cómo la piedra adquirió o mantuvo su color azul y su color sigue siendo un misterio.
La Piedra Blue Sky parece haber sido coloreada artificialmente por una civilización desconocida y muy avanzada.
Los nativos que viven en la zona donde se encontró la piedra ya sabían de su existencia porque este artefacto aparece a menudo en excavaciones en la región, famosa por la extracción de diamantes.
Según la leyenda local, se cree que las Piedras Blue Sky eran seres vivos que residían en el cielo y fueron arrojados a la Tierra por los dioses como castigo por sus crímenes.